Juan:
Hola Santi, ¿cómo va? Che, estaba pensando de qué hablar, pero me parece bastante obvio porque hay algo que nos une, de lo que ya hablamos el año pasado, y que ahora se concretó: volvió Oasis. Y con eso, un montón de marcas subiéndose.
Santiago:
¡Qué momento para la nostalgia! No se si vos sabés cuál es uno de mis mandamientos, pero por las dudas ahí va: nunca ver shows de bandas de rock de personas mayores de 40 años. Por eso no saqué entradas para ver a Oasis. Bromas al margen, me puso muy contento verlos de nuevo en un escenario juntos y sin pelearse, parece que no pasaron 16 años. Donde sí se nota el paso del tiempo es en el movimiento que hacen las marcas para subirse a la conversación.
Juan:
Ya sabemos que no estoy de acuerdo con tu mandamiento, ¡porque no hay bandas de rock de gente de menos de 40 años! La vuelta de Oasis para mí fue algo impresionante y muy movilizador. Alguien tuiteó que el hype era tal porque la gente tiene necesidad de ver algo en vivo que lo movilice, que lo sacuda un poco y que sea medio impredecible. No sé si tiene razón, pero me gustó.
Volviendo a lo nuestro, la aparición de las marcas en esta vuelta me llamó muchísimo la atención. Primero el propio Ticketmaster, que hizo un sistemas de subastas y las entradas fueron subiendo de precio escandalosamente, cosa que les trajo muchas críticas. Por supuesto que los Gallagher se burlaron de eso en el primer show. Pero también, y quizás lo más fuerte, las deportivas: adidas, Puma y Umbro.
Santiago:
Banco mucho los encuentros de la gente alrededor de la música, desde Coachella o Lollapalooza hasta ¡Fa! Banco mucho las experiencias físicas. ¡Así que bancamos también a estos viejitos cancheros!
No sabia lo del Ticketmaster, sí lo de algunas marcas. Lo primero que tengo para decir es que las tres son marcas deportivas. En principio lo entiendo por la movida de los ‘90 donde todo el britpop usaba ropa de marcas deportivas (¿Fred Perry sería una marca deportiva? En sus orígenes lo fue, pero ahora no sé.), sin embargo estamos en 2025 y la movida se repite. Las otras marcas ¿están a la espera? ¿Son mas lentas?¿O el rock no es para ellas?
Juan:
Es una buena pregunta, y quizás me estoy perdiendo de algo más que no vi, pero podría animarme a decir que sí son más lentas y que quizás no quieren asociarse con los viejitos porque, bueno, son viejitos. Para los jóvenes que nos leen y nacieron con la banda ya separada, Oasis no sólo supo ser la banda más grande del mundo, sino que eran íconos de la moda. Sobre todo Liam Gallagher que llegó a tener su marca propia, Pretty Green. Pero era una regla general que si él se ponía algo automáticamente miles de personas pasaban a hacerlo. Es más, creo que es el culpable de la vuelta del gorro piluso. Lo que sí me da entre gusto y rechazo, es que las marcas hayan abrazado a la música casi institucionalmente. Por ejemplo, el otro día Winona Riders, una esperanza local, tocó en su primer Obras y estaba auspiciada por Levi’s.
Santiago:
Entiendo mas la asociación de Levi’s con el rock. Hay una larga historia, incluyendo algo que hicieron en los ‘90 y que estaba buenísimo: buscaban bandas raras y les pedían un tema nuevo para sus comerciales. Era su forma de ayudar a esas bandas a hacerse conocidas (y, claro, a pagar dos mangos por la música).
Me contabas lo de Liam y Umbro, que me parece muy oportuno: lanzar nuevamente a la venta el buzo que él usó hace bocha en uno de sus shows. Más allá de eso, un punto para la comunicación (los CMs, bah) de la banda: en cada foto, reel, story o posteo, hay una prenda con las marcas que a ellos les gustan. Profesionalismo y negocios a la altura de viejitos experimentados.
Juan:
Si, no hay nada librado al azar ahí. Y está bien. Además son los viejitos cancheros los que pueden pagar las 400 libras de una entrada o la colección de adidas, o de Puma, o el buzo de Umbro o la colección de Burberry que lo usa a Liam como modelo. Y ahí sí se me suma algo que venimos hablando respecto a la fragmentación y el mainstream. Quizás la vuelta de estas personas que son realmente famosas, realmente mainstream y que tienen mucha claridad en su estilo, sea una forma, aunque sea coyuntural, de poder volver al mainstream y de llegarle a millones de personas con sólo una colaboración.
Santiago:
Sí, tal cual: lo más parecido a la publicidad masiva en formato boca a boca. No desarrollemos mucho este tema porque seguramente salga en el lib… ups, perdón.
Tratando de entender qué representación tienen las nuevas generaciones de marcas megacapitalistas asociadas al rock, pienso que el hip hop y el trap les allanaron el camino (Janis Joplin y Mercedes–Benz ha quedado muy, muy lejos.); y en este caso, en el que el rock supo ser contracultura: ¿quién se beneficia más con el traspaso de valores? ¿Los artistas? ¿O las marcas?
Juan:
Bueno, quizás la llegada de las marcas, con sus reglas, su falta de riesgo, sus temores, sus lineamientos más acotados, sus exigencias, trajo por un lado la posibilidad de tener cientos de festivales en todo el mundo, pero también la de que el rock (y la música) haya dejado de ser, al menos por ahora, contracultura. Como dice Liam Gallagher, el 9 a 5, el terminar a las 12 de la noche puntual, el apto menores, el no se venda alcohol, el no se puede putear. Eso no es rock.
Santiago:
Sea lo que sea, las marcas agradecidas.
Che, antes de irnos, una mención a Ian Brown y cuando se mandó hace más de diez año a la búsqueda de unas adidas originales que estaban en pleno Buenos Aires. ¡Espectacular! Si alguien quiere ver el documental, acá está.