Juan:
Hola, Santi, ¿cómo estás? Che, recibí mucho enojo porque no salimos la semana pasada, es impresionante el nivel de demanda que tenemos. Deberíamos pensar en monetizar esto, o hacerlo en vivo, no sé.
Pero yendo a lo nuestro, el otro día me encontré con un posteo del VP de Creatividad de Liquid Death (amo esa marca) y lo leí justo en medio de una semana de pura vorágine y corrida publicitaria. ¿Lo viste?
Santiago:
Creo que todos los que trabajamos en marketing y publicidad somos muy fans de Liquid Death (¡y si algún lector no sabe de qué hablamos, deje ya mismo este newsletter y corra a averiguar qué cazzo es!) así que le prestamos más atención a todo lo que gira a su alrededor. Ese post que mencionás medio que te viene como anillo al dedo para la vorágine que estás viviendo vos y tu equipo en la agencia.
En síntesis: Andy Pearson pone el dedo en la llaga cuando un creativo de la última campaña de Nike (la de Nadal) se vanagloria del tiempo que le dedicó a la misma, tiempo que —por supuesto— era no solo muchísimo sino que implicó muchísimas horas extra laborales. ¿De qué lado te ponés vos?
Juan:
Bueno, en principio tengo muchísimas contradicciones con esto así que vos, que trabajás en Be Influencers y estás leyendo esto no me vengas a apurar post lectura. Lo que me pasa es que, a grandes rasgos, creo que Andy Pearson tiene razón: la publicidad es una actividad que tiene demasiadas horas invertidas y que, peor, tiene una sobre jactancia sobre las sobre horas, las noches sin dormir, los fines de semana trabajados… Por otro, a mi me gusta mucho mi trabajo y, como todo lo que me gusta y me genera pasión, lo hago y lo hago mucho. Pero a grandes rasgos creo que Andy tiene razón y que trabajar mucho también nos está afectando en la creatividad.
Santiago:
Me parece que hay dos puntos en los que pone el foco: el primero, la cantidad de tiempo que le dedicamos a la publicidad mientras no estamos en horario de oficina. Y el segundo es la relación desproporcionada entre el tiempo que se le dedica a una campaña vs el que se le dedica a una película de cine, por ejemplo.
Respecto al primero, ¿qué agregar? Al poco tiempo de empezar a trabajar en publicidad, en una agencia tuve que ir todos los domingos durante dos años a laburar. Nunca se me ocurrió que pudiese estar mal. Y para peor, lo disfrutaba. De hecho, la publicidad me gusta tanto que aún hoy sigo trabajando en horarios que no se supone deba hacerlo.
Juan:
Bueno, por eso, pero eso es parte de la contradicción. Pensemos en lo del domingo, ponele que no quedaba otra, que era sí o sí domingo porque era para que salga el lunes. Lo que quizás debería haber pasado es que no labures el lunes, pero eso es lo que no pensamos tanto.
El tema de los horarios también tiene sus contradicciones, pero es algo que fue mejorando: hoy ya no es tan normal ver agencias que se clavan a dormir ahí adentro por un pitch o que su jornada laboral normal es de 11AM a 11PM.
Después, como decís vos, hay una exageración insólita en el tiempo que le dedicamos a algunas cosas dentro de la profesión, como un comercial de 30 segundos, que no puede tener el mismo nivel de análisis o mayor que una película de dos horas. En Be Influencers nos pasa que muchas veces se quiere discutir una story como si fuese un comercial y no tiene ningún tipo de sentido.
Santiago:
Andy Pearson tiene un punto, el que vos marcás: ya no es tan generalizada la idea de que hay que trabajar fuera de horario. Ahí mejoramos como industria. Al mismo tiempo, esta profesión tiene una característica y es que muchas tareas no se terminan cuando termina tu “horario laboral”: “y si se me ocurre una idea el sábado, ¿qué hago?”
En cambio, lo otro me cuesta más: si hay algo que me gusta de lo que hacemos es la obsesión porque sea perfecto. Cada vez que me encuentro con una persona o un equipo que insiste en mejorar algo hasta el último milisegundo antes de salir al aire, siento una satisfacción enorme por nuestra disciplina.
Juan:
Coincido con el último punto, pero también en que hay que, en algún momento, soltarlo y que muchas veces esa obsesión termina empeorando el producto inicial y no mejorándolo. Hay un equilibrio, que no se cuál es, pero lo hay.
Pero lo que más me preocupa del trabajo sobre horas es que se le dedique poco tiempo a lo no productivo, a la inspiración, a leer, a ir a un recital, a ir a un museo, a salir a la calle y creo que es eso lo que hoy escasea en la publicidad. Entonces si se te ocurre algo un sábado, ¡hacelo un sábado!, pero si hay un evento que es interesante y relevante un martes a las 2 de la tarde, también hacelo. Y ahí creo que nuestro principal problema fue vender horas, claramente.
Santiago:
Sí, absolutamente. Creo que una definición importante ahora es qué se considera horario de trabajo. ¿Vamos a seguir con el De Lunes a Viernes de 9:00 a 18:00? ¿O nos vamos a concentrar en el entregable?
Me pregunto también si la persona que menciona Andy Pearson está contenta por haberle dedicado tanto tiempo a la campaña o al habérselo dedicado a la agencia. Voy con lo primero, y ahí me parece que no hay que caerle tan duro (Pearson dice que es el Síndrome de Estocolmo de la publicidad) porque es una persona feliz por haberlo dado todo.
Juan:
Si tuviese nuestro amigo Tincho de Genosha acá, diría que hay que trabajar de lunes a jueves y yo le diría que no, por supuesto. Me parece que el objetivo es ese, entender los entregables y ver como nos adaptamos a eso, pero sí hay que ver que existan realmente los días de descanso y que no sea un infierno como supo serlo, pero atarnos al 9 a 18, si bien nos da rutina y nos ordena, no me convence mucho.
Santiago:
¿Lo peor de esta historia? El comercial no es tan bueno. Esperemos que el de Jaguar sea mejor.